I. Dios es el Alfarero, Israel (y nosotros) el barro.
A. Ilustra la historia de Israel. El propósito de esta señal era para enseñar al pueblo de Israel que "como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel" (Jer. 18:6).
B. La vasija de barro que él hacia se echó a perder en su mano cuando el pueblo de Israel apostató y practicaba la idolatría.
C. Pero Dios podía hacer de ese mismo barro otra vasija, entregándolos a hambre, dispersándolos entre sus enemigos (Jer. 18:21). Entonces, después de sufrir el cautiverio y después de renunciar a los ídolos, Dios les perdonaría y serían restaurados a su tierra.
D. Hay lecciones valiosas en esto para nosotros.
II. Dios no solamente es el Creador (Job 33:6), sino también el Re-Creador.
A. ¿Usted no está satisfecho con su vida? ¿le gustaría poder empezar otra vez?
1. Muchos creen que su juventud fue un equívoco, que su madurez era pura lucha, y que su vejez es puro remordimiento.
2. Este texto enseña que los tales deben animarse, porque hay esperanza para vidas quebrantadas.
3. Uno no puede borrar lo pasado, pero sí puede empezar otra vez.
III. El proceso del alfarero.
A. En toda casa había vasijas de barro (platos, tazas, bandejas, charolas).
B. El instrumento empleado por el alfarero estaba compuesto de dos ruedas. Con el pie el alfarero daba vuelta al grande, y ésta daba vuelta a la pequeña sobre la cual se ponía el barro para trabajarlo.
1. Formaba vasijas con los dedos, mayormente con el dedo pulgar.
2. Trabajaba el barro para quitar impurezas y para darle la forma que se deseaba.
C. Israel y nosotros hemos sido formados para un propósito especial.
1. Deut 8:2, 3 Israel fue trabajado sobre la rueda.
2. Se echó a perder. ¿Por culpa de quien?
a. Este "barro" tenía libre albedrío.
b. Se echó a perder por causa de impurezas (rebeldía, desobediencia).
c. De la misma manera toda vida se echa a perder por causa del pecado.
D. La quedan al Alfarero dos alternativas: tirarlo o volver a formarlo. Dios prefiere perdonarnos y volver a trabajarnos.
1. Tito 3:5, Somos trabajados por el evangelio, regenerados.
2. 2 Cor. 5:17, nueva criatura; 1 Ped. 1:23 renacidos.
3. Rom. 12:2, no os conforméis, transformaos, renovar.
4. 2 Cor. 3:18, transformados a la imagen de Cristo.
IV. Las ruedas siguen dando vuelta, trabajándonos.
A. Rom 5:3-5, Trabajados por aflicciones (Jer 18:21).
B. Jueces. 6:13, Nos quejamos, ¿Por qué pasa todo esto?
C. El hombre sabe lo que haría si fuera Dios: no habría nada de guerra, ni enfermedad, ni pruebas. Ni siquiera habría diablo. Pero si fuera Dios, ¿daría a su hijo por los pecados del mundo?
D. Prov. 3:5, Confía en el Señor, no te apoyes en tu propio entendimiento.
1. Núm. 21:7, 8, ¿Dios quitó las serpientes o dio el remedio?
2. 2 Cor. 12:8 ¿Dios quitó el aguijón o dió gracia, ayuda?
3. Fil. 4:13, ¿Hay enfermedades, pobreza? Todo lo puedo en Cristo.
E. Heb. 12:5-7, Es para disciplina, para quitar impurezas.
1. 2 Tim. 2:20, 21, Dios quiere vasos limpios, para honra.
2. El producto depende de la clase de barro, y de la sumisión al Alfarero.
V. Nuestro Dios es Dios de la segunda oportunidad, Apoc. 2, 3; Gál. 6:1; Sant. 5:19.
A. Jonás 3:1, Vino palabra de Jehová por segunda vez.
B. Jn. 1:42, ¿Simón ya era piedra? Todavía no. Aun negó a Jesús, y tuvo que ser trabajado más, pero era barro blando (Mat. 26:75). "Volvió y la hizo otra vasija".
C. Mar. 1:17, No estaban preparados en ese momento, pero venid, haré que seáis pescadores.
Conclusión:
A. Trae a Cristo tu vida quebrantada. El la puede transformar.
B. El Señor nos ofrece una hoja en blanco, un nuevo principio.
C. El evangelio es "la tierra de empezar otra vez".
D. ¿Cuándo será demasiado tarde? Será demasiado tarde cuando el barro sea demasiado duro, cuando ya no se pueda trabajar. Será demasiado tarde cuando el corazón ya no puede ser tocado por la palabra. Isa. 55:6, No para siempre habrá otra oportunidad. No endurezca el corazón (Heb. 3:7, 8), tenga corazón blando.
E. ¿No está satisfecho con su vida? ¡Las ruedas dan vuelta!
F. Levántate y vete a casa del alfarero, oír mis palabras.
G. Haz lo que quieras de mí, Señor, Tú el alfarero, yo el barro soy; dócil y humilde anhelo ser, cúmplase siempre en mí tu querer.
Imágenes para ilustrar esta lección: